(The medicalization of “ups and
downs”: The marketing of the new bipolar disorder)
Joanna Moncrieff
Traducción: Paco Martínez Granados
Resumen
El concepto de trastorno bipolar ha sufrido una transformación en las últimas dos décadas. Antaño se consideraba un trastorno mental grave y raro, en la actualidad se está diagnosticando con una frecuencia cada vez mayor por toda América del Norte y Europa, y se piensa que va a reemplazar a muchos otros diagnósticos. Este artículo muestra cómo el concepto moderno de trastorno bipolar ha sido creado respondiendo al esfuerzo de comercializar nuevos antipsicóticos y otros psicofármacos para el trastorno bipolar, de manera que estos medicamentos puedan emigrar fuera del anfiteatro de los trastornos mentales graves hacia un dominio mucho más provechoso como es el de los problemas emocionales del día a día. Ha surgido así una noción del trastorno nueva y flexible que no guarda parecido alguno con la concepción clásica del trastorno, y que puede aplicarse muy fácilmente a variaciones cotidianas del temperamento.
El concepto de trastorno bipolar ha sufrido una transformación en las últimas dos décadas. Antaño se consideraba un trastorno mental grave y raro, en la actualidad se está diagnosticando con una frecuencia cada vez mayor por toda América del Norte y Europa, y se piensa que va a reemplazar a muchos otros diagnósticos. Este artículo muestra cómo el concepto moderno de trastorno bipolar ha sido creado respondiendo al esfuerzo de comercializar nuevos antipsicóticos y otros psicofármacos para el trastorno bipolar, de manera que estos medicamentos puedan emigrar fuera del anfiteatro de los trastornos mentales graves hacia un dominio mucho más provechoso como es el de los problemas emocionales del día a día. Ha surgido así una noción del trastorno nueva y flexible que no guarda parecido alguno con la concepción clásica del trastorno, y que puede aplicarse muy fácilmente a variaciones cotidianas del temperamento.
La afirmación de que el trastorno
bipolar es una enfermedad del cerebro que surge como consecuencia de un
desequilibrio bioquímico, ayuda a justificar esta expansión ya que se hace
referencia al tratamiento farmacológico como algo específico y que apunta a una
diana concreta, y se desvía así la atención de los efectos adversos y de otras
propiedades de alteración de la mente que también inducen los fármacos.
Los problemas de conducta propios
de la infancia también se han metamorfoseado al “trastorno bipolar pediátrico”,
con el auspicio de los líderes de la psiquiatría académica y con la asistencia
y financiación de las compañías farmacéuticas. La expansión del trastorno
bipolar, como sucedió antes con la depresión, medicaliza dificultades sociales
y personales y afecta profundamente a la manera en que las naciones
occidentales conciben lo que significa “ser humano”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario