lunes, 12 de mayo de 2014

TRATAMIENTO AMBULATORIO INVOLUNTARIO (TAI)


Autores: Leyre Notario Barandiaran y Javier Sánchez Asurmendi (estudiantes 5º Farmacia UMH) y Saray Garrido González (estudiante de Técnico de Farmacia y Parafarmacia). Revisado por Emilio Pol Yanguas, doctor en Farmacia

 

                A raíz de un comentario en el blog “Tecnoremedio” se nos consulta la posibilidad de realizar una revisión sobre los artículos que abarcan el tema del tratamiento ambulatorio involuntario, para poder ver los diferentes puntos de vista y sacar conclusiones sobre los datos recopilados por los distintos artículos.

El tratamiento ambulatorio involuntario (TAI) (1,2) es una forma de tratamiento obligatorio de carácter extrahospitalario aplicado en la comunidad, que pretende asegurar la cumplimentación terapéutica en las personas que presentan una enfermedad mental grave. Especialmente en aquellos pacientes sin conciencia de enfermedad y en las que el abandono del tratamiento supone un riesgo alto de recaída, con aparición de conductas auto o heteroagresivas, hospitalizaciones repetidas y urgencias frecuentes. También se le denomina tratamiento ambulatorio forzado o judicializado.

Sobre este tema existe un conflicto ético debido a que hay dos tipos de pensamientos acerca del TAI. Una parte apoya este método ya que asegura el cumplimiento del tratamiento, con la consiguiente mejora del paciente y no habría tanto riesgo de agresiones y recaídas que puedan afectar a su entorno social. La otra parte opina que este tratamiento es una vulneración de los derechos del paciente, ya que este debería ser libre para elegir seguir el tratamiento o no y que conllevan un aumento de la coerción u el estigma del paciente psiquiátrico.

Tratamiento ambulatorio involuntario en España (1,2)

En octubre de 2004 se presentó una propuesta de modificación de la ley para regular los tratamientos no voluntarios de las personas con trastornos psíquicos y permitir así la posibilidad de obligar legalmente a un determinado tipo de pacientes a recibir tratamiento ambulatoriamente. Esta propuesta de modificación pretendía ser una medida que permitiera a familiares y profesionales asegurar la cumplimentación terapéutica en enfermos mentales graves, con alto riesgo de recaída si abandonaban el tratamiento. Además trataba de evitar intervenciones más radicales, como el ingreso hospitalario y la incapacitación civil. Finalmente y ante la falta de consenso, la propuesta legislativa de 2004 fue retirada del parlamento.

En octubre de 2006 aparece una nueva propuesta legislativa. Este nuevo proyecto permitía acudir directamente al juzgado sin la previa propuesta razonada del especialista. Este nuevo tratado fue de nuevo suprimido.

Aunque no hay una regulación legal específica sobre esta materia, el TAI en España es un hecho consumado. El impacto de estas maniobras “espontáneas” en nuestro medio no es conocido. Desde la experiencia clínica se plantea que útil en algunos enfermos, ya que previene el empeoramiento de su enfermedad, pero toda actuación en el ámbito de la sanidad requiere el previo consentimiento del paciente y que todo paciente tiene derecho a negarse al tratamiento.

Actualmente, en nuestra legislación y para las personas que ven gravemente alterada su vida por una enfermedad y que no tienen conciencia de ello, únicamente existe la posibilidad de que sean internadas y, si no, de ser declaradas incapaces civiles. Muchas familias intentan incapacitar a su familiar con la esperanza de que se le pueda imponer una medicación.

En los últimos años se están realizando experiencias de TAI en diferentes ciudades españolas como San Sebastián y Valencia con el objetivo de mejorar la adherencia terapéutica de personas con enfermedad mental grave y evitar los extremos del ingreso hospitalario y la incapacidad civil.

En la ciudad de San Sebastián (1) y desde el año 1997 se está realizando una experiencia de TAI con uno de los Juzgados de la ciudad (Diario de Sesiones 2005). Los criterios inclusión son: paciente con diagnóstico de psicosis, historia previa de ingresos múltiples, efectividad del tratamiento y riesgo autoagresivo o heteroagresivo. Desde el año 1997 hasta 2003, 45 pacientes han recibido TAI. El 60% de los casos estaba diagnosticado de esquizofrenia, el 10% de trastorno bipolar y el resto, de psicosis ligadas a tóxicos y/o trastorno de la personalidad. Fueron seguidos mediante un protocolo que se estableció con el juez. En los 7 años de seguimiento, sólo 11/45 pacientes han necesitado reingresar (25%), lo que se considera un buen dato. El número de intervenciones judiciales fue bajo durante el seguimiento de 7 años, ya que sólo en 17 ocasiones hubo que intervenir judicialmente. También se pidió opinión a los clínicos que habían intervenido en estos 45 casos. Las conclusiones son que el TAI solo funciona con pacientes diagnosticados de psicosis sólo funciona con pacientes diagnosticados de psicosis (esquizofrenia y trastorno bipolar) en los que sirve para introducirlos en recursos terapéuticos disponibles a los que antes se negaban a asistir.  Pero no funciona en los pacientes con trastorno por abuso de sustancias o trastorno de personalidad como diagnóstico principal. Así pues se considera una medida de utilidad, aunque sea para un pequeño porcentaje de pacientes. El contrapunto para un pequeño porcentaje de pacientes. El contrapunto e si estos resultados no se conseguirán también con la instauración de programas de seguimiento intensivo, de gestión de casos o de tratamiento asertivo comunitario. En realidad, no se trataría de sustituir un tratamiento intensivo ambulatorio por el TAI, sino de complementar una intervención con la otra.

En Valencia encontramos cuatro estudios. El primero, (3) es un estudio descriptivo cuyo objetivo es valorar las opiniones de psiquiatras, pacientes y familiares sobre el TAI. Está  compuesto por todos los pacientes que están con TAI en Valencia en el momento de iniciar el estudio (38 pacientes). 26 de ellos son hombres y 12 son mujeres. La media de edad es de 41 años. El paciente más joven tiene 21 años y el más mayor 75.  Los años de enfermedad oscilan desde los 3 a los 33 años, con una media de 13 años. LA media de ingresos hospitalarios es de 4 por paciente. Mediante entrevista telefónica se preguntó a pacientes, familiares y psiquiatras por su opinión acerca del TAI. Las respuestas y las valoraciones a estas cuestiones se recogen en las siguientes tablas (Tabla 1 y tabla 2):

 

 
n
%
Impresión clínica global del paciente
 
 
Mucho mejor
9
23,7
Moderadamente mejor
16
42,1
Levemente mejor
6
15,8
Sin cambios
2
5,3
No evaluado
5
13,1
¿Considera el TAI beneficioso?
 
 
Mucho
15
39,5
Bastante
15
39,5
Algo
2
5,3
Nada
3
7,9
No evaluado
3
7,9

 

 

Tabla1: Opinión de los psiquiatras
                                                                                                        

Familiar: ¿Considera el TAI beneficioso?
n
Mucho
14
Bastante
7
Algo
7
Nada
2
No evaluado
8
 
 
Paciente: ¿Considera el TAI beneficioso?
 
Mucho
1
Bastante
7
Algo
6
Nada
7
Perjudicial
5
No evaluado
12

 

 

 

Tabla 2: Opinión de los familiares y  de los pacientes

 



 

En este estudio, se analizan únicamente a los pacientes con TAI sin compararlos con un grupo control, lo que limita el estudio. Además, otro factor limitante es el escaso número de muestra. A los familiares y a los psiquiatras sí que les parece un tratamiento beneficioso, mientras que si observamos la tabla de los pacientes, un gran número de estos no ha evaluado el tratamiento, por lo que no se puede realizar una comparación fiable y extraer una conclusión acertada debido a la diferencia de respuesta en los diversos grupos.

                El segundo estudio en Valencia (3), se trata de un estudio observacional y retrospectivo. La muestra es la misma que en el anterior estudio. Se compara la utilización de los servicios de salud durante un periodo de 6 meses antes y 6 meses después de la introducción del tratamiento obligatorio. Se recogen los datos necesarios de los pacientes para la realización del estudio. En 25 casos, se aplicó el TAI por vía urgente. En estos casos se solicitó en pacientes ingresados en el hospital para asegurar la continuidad del tratamiento. Las solicitudes por vía ordinaria corresponden a pacientes con graves alteraciones de conducta y que se negaban a acudir a los servicios sanitarios. En el 75% de los casos se solicitó la medida durante el ingreso hospitalario del paciente. El resto se trata de pacientes ambulatorios o personas que nunca han estado en contacto con los servicios de salud mental. En las siguientes tablas, se recogen el diagnóstico de los pacientes, el motivo de solicitud del tratamiento ambulatorio involuntario y la utilización de servicios sanitarios 6 meses antes y después de introducir el TAI (tabla 3, tabla 4 y tabla 5).

Eje I: diagnóstico primero
n (%)
Esquizofrenia
26 (68)
Trastorno delirante
5 (13)
Trastorno bipolar
5 (13)
Trastorno esquizoafectivo
1 (3)
Trastorno psicótico inducido por tóxicos
1 (3)
 
 
Eje I: diagnostico segundo
n (%)
Abuso de tóxicos
10 (26)
 
 
Eje II:
     n (%)
Trastorno antisocial de la personalidad
1 (3)
Trastorno paranoide de la personalidad
2 (6)
Retraso mental leve
1 (3)

 

 

 

 

Tabla 3: Diagnóstico en ejes I y II

 



 

Motivo principal
n (%)
Violencia/agresividad
14 (38)
Incumplimiento terapeutico
14(38)
Nula conciencia de enfermedad
7(19)
Prevencion recaidas en mania
2(5)

 

Tabla 4: Motivo solicitud del TAI

 

 
Antes n (moda)
Despues n (moda)
p
Urgencias
1,86 (2)
0,47 (0)
<0,05
Ingresos
1,10 (1)
0,23 (0)
<0,05
Estancia media, días
26
2,5
<0,05

 

Tabla 5: Utilización de servicios sanitarios (6 meses antes y después de introducir el TAI)

 

En este estudio (4) se observa una disminución del número de urgencias, del número de ingresos y del número de días de hospitalización. Consideran que el TAI puede funcionar en pacientes diagnosticados de esquizofrenia. Por otro lado, puede servir para introducir en recursos terapéuticos ya existentes a pacientes que antes se negaban a asistir. Los pacientes por vía ordinaria se negaban a acudir a los recursos de salud mental. Concluyen el estudio diciendo que el TAI es una medida de utilidad, aunque sea para un pequeño porcentaje de pacientes.

El estudio tiene limitaciones metodológicas importantes como el tamaño pequeño de la muestra y la ausencia de grupos de comparación, por lo que son necesarios más estudios.

En un tercer estudio (5), también en Valencia, la muestra es mayor (140 pacientes) y el seguimiento es durante un año antes y un año después a la implantación del TAI. La metodología de estudio es similar y los resultados y conclusiones a las que llegan son las mismas ya que es una continuación del estudio comentado anteriormente.

Otro estudio realizado en Valencia (6), pretende valorar si los pacientes psiquiátricos con TAI reducen el uso de los servicios de salud mental en comparación con un grupo control que no se somete a esta medida judicial. Se trata de un estudio de casos y controles retrospectivo, en el que se compara un grupo sometido al TAI de 38 pacientes (26 varones y 12 mujeres), frente a un grupo control del mismo número de pacientes y con características clínicas e historia psiquiátrica similares. Observamos que en el grupo de los casos, la mayoría de los pacientes ingresaron por incumplimiento terapéutico, esto conllevaría a un posible sesgo, ya que al aplicar el TAI el cumplimiento mejoraría, con la consecuente mejora del paciente, en el mismo sentido ocurriría lo mismo por la mayor presencia de pacientes en el grupo control (tabla 6). En este estudio se compara el número de urgencias e ingresos y las estancias medias en el hospital entre el grupo con TAI y el grupo control durante un seguimiento de 6 meses tras el inicio de la medida judicial, y el alta hospitalaria en el caso de los controles. En los resultados podemos observar como en los dos grupos hay una reducción importante de urgencias e ingresos al comparar estos datos con los 6 meses anteriores al estudio, sin que se obtuvieran diferencias estadísticamente significativas, ya que la disminución de uso de recursos aparece en los dos grupos. Estos resultados ponen en duda la efectividad del TAI como medida de tratamiento obligatorio, ya que si la eficacia se define por la disminución del uso de servicios hospitalarios, estos resultados indican que el TAI no es más efectivo que el tratamiento extrahospitalario no obligatorio.

Motivo
Grupo TAI n (%)
Grupo control n (%)
Conducta agresiva
8 (25)
8 (21)
Incumplimiento terapeutico
22 (68,7)
7 (18,4)
Sintomas positivos
0
16 (42,1)
Intento de suicidio
0
4 (10,5)
Amenazas autoagresividad
2 (6,2)
3 (7,9)
Total
32 (100)
38 (100)

Tabla 6. Motivo principal de ingreso hospitalario.

En 2012 se publicó una revisión Cochrane (7) en la cual solo se incluyeron ensayos clínicos aleatorizados. Fueron excluidos los ensayos clínicos quasi-aleatorizados. Los tipos de paciente que se incluyeron fueron con enfermedades mentales severas (esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión, episodios psicóticos). Se excluyó del estudio a todos los que sufrían únicamente de abuso de sustancias, pero si se incluyó a aquellos que tenían enfermedad mental grave y abuso de sustancias. Esta revisión está basada en dos estudios de 12 meses. Participaron 416 pacientes, la mayoría de ellos mujeres. Todos eran mayores de edad y la mayoría sufría psicosis. Se analizaron los reingresos en el hospital, el cumplimiento del tratamiento, intervención policial, la falta de vivienda, victimización y la coerción percibida, pero en ninguno de estos parámetros se encuentres diferencias estadísticamente significativas. Ver gráficas 1 a 6 (al final del texto, tras la bibliografía).
 

Conclusiones y comentarios:

Es probable que la falta o  escasez de estos recursos asistenciales, incrementen la práctica del TAI por parte de los profesionales dedicados a la asistencia de pacientes con trastorno mental grave. Sin embargo, estas órdenes judiciales no pueden sustituir a ningún tratamiento, ni sustituir la falta o escasez de recursos asistenciales necesarios para la adecuada asistencia de estos pacientes. El TAI no es un tratamiento en sí mismo. El juez no debería ser quién decida si un paciente se debe tratar o no sino debe ser el profesional sanitario quién evalúe el estado del paciente y quien paute su tratamiento. Se deberían contemplar diversas opciones para el tratamiento de estos pacientes ya que no hay suficientes estudios ni evidencias de que este tratamiento sea eficaz. Además, debe ser revisado caso por caso y no ser aplicado en general a un determinado grupo de pacientes con ciertas características.

El día 14-04-2014 nos reunimos con el enfermero y alumnos de prácticas de enfermería e hicimos una puesta en común sobre este tema. Los enfermeros opinaban que podría ser un tratamiento efectivo en un número reducido de pacientes con unas características determinadas que deben ser estudiadas y valoradas previamente por personal cualificado. Coincidían con nosotros en que los estudios realizados hasta la fecha son de escasa validez ya que tienen un tamaño muestral bastante reducido, por lo que para sacar conclusiones más claras se deberían realizar más ensayos clínicos.
El enfermero hizo hincapié en que el TAI seria sobre todo beneficioso para los familiares de estos pacientes, ya que al obligarles a cumplir con la medicación, se reduciría la agresividad de estos y se reducirían los episodios violentos.

 

Referencias:

(1): Cañete-Nicolás C., Hernández-Viadel M., Bellido-Rodríguez C., Lera-Calatayud G., Asensio-Pascual P., Pérez-Prieto JF, Calabuig-Crespo R., Leal-Cercós C. Situación en España el tratamiento ambulatorio involuntario (TAI) para enfermos mentales graves. Actas Esp. Psiquiatria.2012;40(1):27-33. (Consultado 03/04/2014)
(2): Hernández-Viadel M, Cañete Nicolás C, Lera Calatayud G, Pérez Prieto JF, Roche Millan T. Tratamiento ambulatorio involuntario (TAI) para personas con enfermedad mental grave. Psiq. Biol. 2006; 13(5):183-7. (Consultado 03/04/2014)

(3): Hernández-Viadel M, Cañete Nicolás C, Lera Calatayud G, Pérez Prieto JF, Roche Millan T. Tratamiento ambulatorio involuntario: opinión de las personas implicadas. Psiq. Biol. 2007; 70(1):65-74. (Consultado 03/04/2014)

(4): Hernández-Viadel M, Cañete Nicolás C, Lera Calatayud G, Pérez Prieto JF, Roche Millan T. Tratamiento ambulatorio involuntario para personas con trastorno mental severo. Resultados de un estudio en la ciudad de Valencia. Psiq. Biol. 2007; 14(1):7-12. (Consultado 03/04/2014)

(5): Hernández-Viadel M, Cañete Nicolás C, Lera Calatayud G, Bellido-Rodriguez C, Asensio-Pascual P, Calabuig-Crespo R, Leal-Cercós C. Involuntary outpatient treatment in patients with severe mental illness: A one-year follow-up study. International Journal of Law and Psychiatry. 2013. (Consultado 03/04/2014)

(6): Hernández-Viadel M, Cañete Nicolás C, Lera Calatayud G, Pérez Prieto JF, Gómez-Beneyto M. Evaluación de la eficacia del tratamiento ambulatorio involuntario para reducir la atención hospitalaria. Rev Psiquiatr Salud Mental, Barcelona 2010; 3(2):50-54. (Consultado 03/04/2014)
 
(7):Kisely SR, Campbell La, Preston NJ, Compulsory community and involuntary outpatient treatment for people with severe mental disorders review, The Cochrane Library 2012, Issue 10 (Consultado el 03/04/2014 y 12/05/2014)

 






 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿el tratamiento de la esquizofrenia con medicación antipsicótica elimina o reduce la psicosis?. Un estudio de seguimiento de 20 años.

Título: ¿el  tratamiento de la esquizofrenia con medicación antipsicótica elimina o reduce la psicosis?. Un estudio de seguimiento de 20 años.
Autores: Harrow M, Jobe TH, Faull RN.
Referencia: Psychological Medicine 2014; doi:10.1017/S0033291714000610
http://www.mentalhealthexcellence.org/wp-content/uploads/2013/08/HarrowJobePsychMedMarch2014.pdf
resumido por: Emilio Pol Yanguas
 
¿El uso continuo de fármacos antipsicóticos a lo largo de años reduce o elimina la psicosis y proporciona resultados superiores al que se obtiene en pacientes no medicados?. El uso de antipsicóticos en el tratamiento de la esquizofrenia se considera clave tanto a corto como a largo plazo, basándose en los resultados de estudios de prevención de recaída de entre 6 meses a 2 años de duración. Aunque las guías de tratamiento recomiendan considerar la interrupción del tratamiento antipsicóticos en los sujetos con esquizofrenia libre de psicosis durante al menos un año, muchos psiquiatras dan por sentado que la continuidad indefinida del tratamiento es esencial para su estabilidad. Sin embargo no se sabe nada a cerca de la efectividad de los antipsicóticos comparada con placebo a partir de los 3 años. Además algunos estudios han mostrado que existe al menos un subgrupo de personas con diagnóstico de esquizofrenia que tienen resultados favorables sin tratamientos prolongados con fármacos. En el presente estudio de seguimiento a lo largo de 20 años se pretende responder a las siguientes preguntas: 1) ¿con qué frecuencia experimentan psicosis a lo largo de un periodo de 20 años los pacientes con esquizofrenia mantenidos con fármacos antipsicóticos?; 2) para aquellos que experimenten psicosis mientras toman antipsicóticos ¿cómo de grave son los síntomas psicóticos?; 3) ¿es en estos casos menos grave que la que padecen los sujetos sin mantenimiento con antipsicóticos?; y 4) ¿cómo de efectivo es el mantenimiento con antipsicóticos en sujetos con trastornos del humor que estaban psicóticos en la fase aguda?.
Una cohorte de 139 sujetos (70 sujetos padecían trastornos de espectro esquizofrénico, 61 con esquizofrenia y 9 con trastorno esquizoafectivo, todos con más de 6 meses de evolución de modo que ningún sujeto podía clasificarse como esquzifreniforme; y 69 sujetos con trastornos del humor, 38 con psicosis por trastorno bipolar y 31 con depresión psicótica unipolar) fueron evaluados prospectivamente durante una hospitalización por agudización en una fase temprana de su enfermedad, y reevaluados en 5 o 6 subsiguientes momentos a lo largo de un seguimiento de 20 años. Las evaluaciones subsiguientes se hicieron a los 2, 4´5, 7´5, 10, 15 y 20 años tras la hospitalización índex. Cincuenta y nueve sujetos con esquizofrenia fueron evaluados hasta los 20 años de seguimiento; los 11 restantes fueron evaluados en 5 visitas de seguimiento incluidas la de los 15 años. El 51% de los sujetos eran varones. La media de edad de los sujetos en el episodio índice fue de 23 años, estos procedían de sucesivas admisiones  en dos hospitales de Chicago (uno privado y otro público); en el 41% de los casos esta era su primera admisión y en otro 25% solo había una admisión previa. La mediana de escolarización fue de 13 años, y el 53% procedían de familias con nivel socioeconómico medio y alto.
 
Las evaluaciones se realizaron con “el registro para trastornos afectivos y esquizofrenia” (SADS) y mediante una entrevista para valorar el funcionamiento, por entrevistadores que no habían sido informados del diagnóstico, ni  delos resultados de evaluaciones previas, ni de que la finalidad del estudio era evaluar la eficacia de los fármacos antipsicóticos; pero con una satisfactoria fiabilidad inter-evaluadores para el diagnóstico en el grupo de sujetos con esquizofrenia / trastorno esquizoafectivo, (k=0´88).
 
La tabla 1 presenta el % de sujetos con espectro de la esquizofrenia que recibían, o no, tratamiento con fármacos antipsicótico en cada momento de evaluación. Entre los que recibían fármacos antipsicóticos, la mediana de dosis en el seguimiento a los 10 años fue equivalente a 575mg de clorpromazina, y a los 15 años el equivalente a 500mg de clorpromazina.
 
Entre los sujetos con trastornos del humor, en el seguimiento a los 20 años, solo el 28% recibían antipsicóticos y al 37% recibían otros medicamentos pero no antipsicóticos.
Veinticinco de los sujetos con espectro de la esquizofrenia  estuvieron recibiendo antipsicóticos en todos los momentos de evaluación (grupo 1); 24 recibieron antipsicóticos en algunos, pero no en todos los momentos de seguimiento (grupo 2) y 15 no recibieron antipsicóticos en ninguna de las evaluaciones de seguimiento (grupo 3). De 6 sujetos seguidos durante 20 años, se disponía de menos de 4 evaluaciones de seguimiento en las que pudieran obtenerse datos definitivos sobre el padecimiento de psicosis, por lo que no se emplearon en la comparación entre grupos 1 y 3.  
Mediante la SADS se evaluó un abanico de síntomas que incluyeron 16 tipos de delirios y 4 tipos de alucinaciones (auditivas, visuales, olfativas y táctiles-somáticas); que se puntuaron como 1 = ausentes, 2 = débiles o equívocos, y 3 = claramente presentes. Se considera a un paciente como delirante o alucinado si presenta uno o varios tipos de delirio o alucinaciones respectivamente, y a esta valoración global se le atribuye la puntuación más alta encontrada en cada tipo de delirio y alucinación en la correspondiente evaluación de seguimiento. Del mismo modo cada sujeto recibió en cada evaluación una valoración global de psicosis, basada en la presencia de delirios o alucinaciones. La desorganización y los trastornos formales del pensamiento se evaluaron también en cada seguimiento mediante un instrumento utilizado previamente por los autores y otros equipos investigadores. La gravedad de los síntomas psicóticos en los sujetos con esquizofrenia se valoró de dos maneras. Una medida especifica del grado de disrupción de los síntomas psicóticos en la vida social y el funcionamiento instrumental del paciente utilizando una escala de 5 puntos. Y  además, una evaluación general de gravedad utilizando una escala de 4 puntos.
El diagnóstico es un factor que influye en la vulnerabilidad a la psicosis, pero para controlar factores adicionales se empelaron dos escalas pronóstico. Una evalúa la influencia de factores pronóstico y la otra fue utilizada para evaluar la influencia sobre la psicosis del desarrollo premórbido alcanzado.       
Tabla 1. Pacientes con espectro esquizofrenia a los que se les prescribía medicamentos antipsicóticos en cada evaluación a lo largo de los 20 años de seguimiento.
Año de seguimiento
% de sujetos con medicamentos antipsicóticos (solos o asociados a otros psicofármacos)
% de sujetos que no reciben antipsicóticos, pero si otros tipos de psicofármacos
% de pacientes sin medicación psiquiátrica
2
67
5
28
4´5
66
9
25
7´5
63
14
23
10
62
10
28
15
66
3
31
20
62
9
29
La figura 1 muestra los datos longitudinales, comparando la proporción de sujetos con actividad psicótica y los trastornos formales / desorganización del pensamiento,  en cada evaluación, de las personas con espectro de la esquizofrenia medicadas y no medicadas. Sorprendentemente esta proporción es mayor en todas las evaluaciones entre los sujetos medicados, aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa en la evaluación a los 2 años, si en las 4 evaluaciones de seguimiento restantes (p<0,05). En 5 de las seis evaluaciones, >70% de los sujetos con espectro de la  esquizofrenia presentaban alguna actividad psicótica. En la figura 2, se compara longitudinalmente la presencia de actividad psicótica durante el seguimiento entre los sujetos del grupo 1 (continuamente medicados con antipsicóticos) y los del grupo 3 (nunca tratados con fármacos antipsicóticos).  Después de 2 años de seguimiento, significativamente más sujetos en el grupo 1 que en el grupo 3, mostraron actividad psicótica en las 5 evaluaciones siguientes (p<0,001), (el tamaño del efecto es importante, d-Cohen a los 10 años =2,14, a los 20 años=1,40) (el análisis ANOVA de medidas repetidas a dos colas, también mostró significación estadística: p<0,01). Todos los 25 sujetos que tomaron continuamente antipsicóticos experimentaron síntomas psicóticos como mínimo leves durante al menos 1 evaluación de seguimiento a lo largo de los 20 años. La figura 2 presenta la proporción de sujetos de los grupos 1, 2 y 3 que presentaron síntomas psicóticos en al menos 4 de las 6 evaluaciones de seguimiento. Significativamente menos sujetos del grupo 3 que del grupo 1 presentaron  desorganización / trastorno formal del pensamiento; a los 10 años p=0,02; y a los 20 años p<0,02.    
 El 44% de los sujetos con esquizofrenia que recibieron medicación antipsicótica de forma ininterrumpida, mostraron actividad psicótica en todos las evaluaciones de seguimiento, mientras  el 28% de este grupo mostro actividad psicótica solo en 1 o 2 de las 5-6 evaluaciones de seguimiento. En el conjunto global de sujetos con esquizofrenia estudiados, solo 12 sujetos estuvieron libres de psicosis en todas las evaluaciones de seguimiento; 7 de ellos pertenecían al grupo 3; y 2 de estos estuvieron en recuperación completa en todas las evaluaciones. Se define recuperación completa como la ausencia de síntomas positivos y negativos, de rehospitalización, la existencia de algunos contactos sociales, y trabajo durante al menos la mitad del tiempo, a lo largo del año de evaluación.  Los otros 5 sujetos libres de síntomas psicóticos durante todo el seguimiento pertenecieron al grupo 2. Ningún sujeto del grupo 1 permaneció libre de síntomas psicóticos en todas las evaluaciones de seguimiento. Sin embargo, la mitad de los sujetos del grupo 1 estuvieron libres de síntomas psicóticos en al menos una de las evaluaciones de seguimiento, incluyendo a 6 sujetos que permanecieron libres de síntomas en la evaluación a los 2 años. En el conjunto de la muestra total de sujetos con esquizofrenia, el 40% estuvieron en recuperación completa en al menos una evaluación de seguimiento,  indicando potencialidad para permanecer asintomáticos bajo ciertas condiciones.
La figura 4 muestra la proporción de sujetos con psicosis moderada-grave, medida por la disrupción que los síntomas psicóticos ejercen sobre el funcionamiento social e instrumental del sujeto, en función de su pertenencia al grupo 1 o al grupo 3. En 5 de las evaluaciones de seguimiento hubo significativamente más personas del grupo 1 que del grupo 3 presentaron disrupción social y funcional de moderada a grave debido a síntomas psicóticos (p<0,02). En la evaluación a los 20 años, el 32% de los sujetos del grupo 1 estuvieron libre de psicosis, 21% presentaban solo sintomatología que implicaba una disrupción leve, el 47% restante presentaba disrupción  social / instrumental de moderada a grave relacionada con los síntomas psicóticos. Los resultados fueron similares para las dos escalas de evaluación del funcionamiento. Los sujetos del grupo 1 no mostraron mejoría a lo largo del tiempo en términos de psicosis menos grave en la evaluación a los 20 años que en la evaluación a los 2 años.
En todas las evaluaciones de seguimiento la mayoría de los sujetos sufrían simultáneamente delirios y alucinaciones En la evaluación a los 20 años, el 66% de los sujetos del espectro esquizofrénico sufrían delirios y alucinaciones, el 21% solo delirios, y el 14% solo alucinaciones.
 
Los sujetos con espectro esquizofrénico del grupo 1, tuvieron significativamente peores puntuaciones en la escala de desarrollo de Zigler (p<0,05), pero cuando se controló para este factor de confusión, y se compararon los sujetos de los grupos 1 y 3  con pobre pronostico, los sujetos del grupo 1 tuvieron significativamente más actividad psicótica que los del grupo 3 (p<0,05).
Al comparar los sujetos con espectro de la esquizofrenia con el grupo control, sujetos con trastornos afectivos con síntomas psicóticos en el episodio índice, los primeros mostraron significativamente mayor actividad psicótica en 5 de las 6 evaluaciones de seguimiento. Solo 12% de los sujetos control presentaron actividad psicótica en >3 evaluaciones de seguimiento. Por otra parte dentro del grupo control, la proporción de sujetos tratados con antipsicóticos que mostraron actividad psicótica fue mayor que la encontrada en los no tratados con antipsicóticos, en dos de las evaluaciones de seguimiento, a los 7.5 años (p=0,05) y a los 10 años (p<0,001).   

 

 
 
 

En 4 de las 6 evaluaciones de seguimiento, al menos el 50% de los sujetos con espectro de la esquizofrenia con síntomas psicóticos  moderadamente graves o muy graves fueron rehospitalizados durante el seguimiento. La diferencia en la frecuencia de hospitalización entre los grupos 1 y 3 fue significativa (p=0,001), y en la evaluación a los 20 años hubo una correlación significativa entre  gravedad de síntomas psicóticos en los sujetos de espectro esquizofrénico y el riesgo de rehospitalización en algún momento del año (p<0,001).
Los resultados sugieren que al menos un grupo de personas con diagnóstico del espectro de la esquizofrenia pueden ser mantenidas a largo plazo sin el uso continuado de medicamentos antipsicóticos. La comparación entre sujetos con espectro de la esquizofrenia medicados de forma continua con antisicóticos y los que fueron mantenidos sin el concurso de fármacos antipsicóticos, muestra un resultado más favorable para estos últimos. Una posible explicación podría ser que el grupo tratado sin fármacos hubiera estado compuesto por sujetos con una enfermedad más leve, pero parece poco probable que esto explique un hallazgo en sentido contrario al esperado y de una magnitud como la encontrada.  De los 12 sujetos del espectro esquizofrénico que no utilizaron antipsicóticos en ninguno de las dos primeras evaluaciones de seguimiento, el 57% de aquellos que estaban psicóticos en la evaluación a los 2 años, habían mejorado y no presentaron psicosis en la evaluación a los 4´5 años, Por el contrario, 21 de los 29 sujetos con esquizofrenia tratados  con antipsicóticos en las 2 primeras evaluaciones de seguimiento, estaban psicóticos en la evaluación a los 2 años y solo 2 de ellos (10%) estuvieron libres de psicosis en la evaluación a los 4´5 años. Una sorprendentemente alta frecuencia (72%)  de sujetos del espectro de la esquizofrenia que recibieron antipsicóticos de forma continua estuvieron psicóticos al menos en 4 de las 6 evaluaciones, muy superior a la encontrada entre los que nunca utilizaron antipsicóticos. La gravedad de los síntomas psicóticos también señala un peor estado de los sujetos con espectro de la esquizofrenia tratados, de los cuales 20 de 25 debieron ser hospitalizados al menos en dos ocasiones durante el seguimiento.  Los pacientes continuamente mantenidos con antipsicóticos no mostraron reducción en la gravedad de los síntomas en la evaluación a los 20 años respecto de la evaluación  a los 2 años de seguimiento. Ninguno de los sujetos con espectro de la esquizofrenia que utilizaron fármacos de manera continua estuvo libre de psicosis durante el periodo completo de seguimiento.  Cuando los grupos tratados con o sin fármacos se controlan para el posible factor de confusión relacionado con la presencia de factores pronóstico,  y se compara los sujetos con mal pronóstico de ambos grupos, los tratados continuamente muestran más tiempo en psicosis.
Este efecto deletéreo del uso continuo de fármacos antipsicóticos sobre la recuperación se aprecia también cuando se compara los sujetos tratados con o sin antipsicóticos en un colectivo control con diagnóstico de trastornos afectivos inicialmente con psicosis.
Los resultados obtenidos son compatibles con la hipótesis dopaminérgica como mecanismo de acción de los fármacos antipsicóticos, que explica sus efectos a corto plazo. Un efecto que más que específicamente antipsicótico pudiera ser causar un estado de desinterés e indiferencia emocional, beneficioso en el episodio agudo, pero deletéreo para la recuperación personal, social e instrumental del sujeto (1). Por tanto el cese temprano de esta medicación podría mejorar el pronóstico a largo plazo de estas personas. La inversión de efecto de beneficioso a lesivo se aprecia tras el uso continuado de 2 años.Lo que es compatible con lo encontrado en otros estudios, como la tendencia a la reducción del efecto protector del mantenimiento antipsicótico encontrado en una metaregresión realizada por Leuch (2). Por otra parte Wunderink (3) realizo un seguimiento durante 7 años de sujetos en primer episodio de esquizofrenia, que fueron aleatorizados a permanecer con tratamiento antipsicótico de mantenimiento o recibir un esquema de reducción dosis /retirada del fármaco antipsicótico, y encontró que el uso continuo dificulta de estos medicamentos dificultó la recuperación.   
 
(1)  Moncrieff J. A critique of the dopamine hypothesis of schizophrenia and psychosis. Harvard Review of Psychiatry, 2009; 17:214–25.
(3) Wunderink L, Nieboer RM, Wiersma D, Sytema S, Nienhuis FJ. Recovery in remitted first-episode psychosis at 7 years of follow-up of an early dose reduction/discontinuation or maintenance treatment strategy long-term follow-up of a 2-year randomized clinical trial recovery in remitted first-episode psychosis. JAMA-Psychiatry.  2013;70, 91320.
 
 

Publicado “Vivir con psicofármacos: un estudio de fotovoz comunitario en personas con alta adherencia al tratamiento” en Salud Colectiva

Ilustración: Marina Palomo Se ha publicado el trabajo de invesigación “Vivir con psicofármacos: un estudio de fotovoz comunitario en persona...