Después de escribir un comentario a este post que he leido en Saltando Muros,http://blogsaludmentaltenerife.blogspot.com.es/2013/05/consecuencias-neurobiologicas-de-las.html, no he podido dejarlo publicado en comentarios al
post, porque era muy extenso. Así es que lo dejo aquí.
Lo
primero quisiera pedir al autor de este post es que nos permitiese el acceso a la
bibliografía en la que se basan las siguientes conclusiones que he leído, con
el fin de hacer un análisis crítico metodológico de los mismos, porque entran
en confrontación con la bibliografía que personalmente manejo.
Una
de estas frases es: “Los síntomas de la
esquizofrenia relacionados con la no
adherencia al tratamiento serían la negación de la enfermedad (que algunos
autores han tipificado como el concepto neurológico de anosognosia), el
deterioro cognitivo (de la memoria y la función ejecutiva), los síntomas
negativos (apatoabulia), los efectos perjudiciales del alcohol y sustancias y
la desconfianza al tratamiento por secundarismo.”
Hay
una verdadera bastedad de artículos que analizan y estudian el fenómeno de la
adherencia al tratamiento tanto en enfermedades crónicas como en la
subpoblación de personas con diagnóstico de esquizofrenia. De entrada me
gustaría salir de esta subpoblación, ya que la falta de adherencia a los
tratamientos farmacológicos es un fenómeno que ocurre con la misma frecuencia
en personas diagnosticadas de diabetes, nefrópatas, hipertensos, insuficiencia
cardiaca o VIH, y su cuantificación está estimada en torno a un 50%(1). Pero es que incluso en el contexto de los
ensayos clínicos (donde hay una monitorización del paciente inmensamente más
estrecha y personalizada que en el mundo real), se describen tasas de abandonos
del tratamiento del orden del 43-78% y subrayo, son datos generales en
enfermedades comunes, por lo que no es un fenómeno que sólo se de en salud
mental.
Por
tanto la falta de adherencia a los tratamientos farmacológicos es un fenómeno
común y se da en patologías donde no tiene sentido hablar de factores como la
consciencia de enfermedad. En este sentido, podríamos equiparar el fenómeno de
abandono del tratamiento con el fenómeno de absentismo escolar, pero claro, en
el primer caso el sistema sanitario dice que esta gente son “malos pacientes”,
en el caso concreto de la salud mental “que no son conscientes de que están
enfermos” y en el caso del sistema educativo, evidentemente tienen la culpa
esos “malos estudiantes”. Y nos quedamos tan panchos.
Es
en el estudio estas otras enfermedades (2) (donde el fenómeno de la falta de adherencia
se ha podido analizar sin este tipo de sesgos de consciencia de enfermedad),
donde se han llegado a conclusiones mucho más precisas y exactas que
simplemente culpar al paciente de que “es que no es consciente de que está
enfermo y no sabe lo que hace”. Bien, pues hay un 50-60% de sujetos con
hipertensión arterial (entre las que puede haber algún psiquiatra) que son
conscientes de que tienen hipertesión arterial (porque se lo dice un
tensiómetro), pero que deciden no tomar su medicación, a pesar de evidencias
mucho mejor asentadas que las que se exponen en este post (luego volveremos a
ellas), porque la hipertensión arterial es un factor de riesgo de accidente
cardiovascular, y por tanto, retorciendo el silogismo podemos decir que estas
personas “se están dejando morir” porque su sistema cardiocirculatorio está
deteriorándose progresivamente porque no se toman los antihipertensivos. Pero
lo que sucede es que el conocimiento de este hecho (consciencia) no es
suficiente para impactar sobre la inducción de un comportamiento crónico de por
vida, como tomar medicamentos. Y esto es porque para adquirir hábitos y
comportamientos crónicos hacen falta muchos más condicionantes que “el que te
acojonen” y disculpad la expresión.
¿Qué
nos enseñan los estudios que han estudiado el fenómeno de la adherencia en
otras patologías donde no cabe la posibilidad de sesgo en cuanto a consciencia
de enfermedad? Pues nos enseñan que el comportamiento de la adherencia a los
tratamientos crónicos depende de factores que entran dentro de lo experiencial, es decir, de lo que
algunos autores (Cipolle, Strand) denominan “experiencia medicamentosa”
(2) y esto tiene que ver con la percepción de que esta experiencia medicamentosa está
resultando netamente beneficiosa, y
por tanto, decido adquirir el hábito.
Otro
factor clave que se ha identificado y que se expone en un extenso informe del
NICE cuya lectura recomiendo si de veras se quiere profundizar en el fenómeno
de la falta de adherencia (3), es que los pacientes, necesitan ser
empoderados y ser absolutamente integrados en el proceso de toma de decisiones
sobre sus tratamientos farmacológicos. Y esto es de nuevo, de sentido común.
Personalmente no voy a cambiar mis hábitos de vida en función de que un médico
me imponga un tratamiento. Si mi médico quiere que lo haga, tendrá que integrar
mis valores, mi forma de ser y de pensar, y juntos, tomar una decisión. Sólo
entonces podré tener un buen punto de partida para cambiar mis hábitos, porque
he decidido tomar las riendas de mi propio proceso, ser parte activa en él, y
si soy parte activa en él, evidentemente, quiero que se me integre en la toma
de decisiones acerca de si prefiero haloperidol o ziprasidona… Es curioso cómo,
si se piensa, el planteamiento biologicista pone inefablemente el énfasis en
generar esta conducta de tomar fármacos para reequilibrar desequilibrios
neuro-bioquímicos, y por tanto, muchas veces, relega el activismo del paciente
a “tomarse una pastilla”, la cual no ha seleccionado ni decidido sobre ella o
sus alternativas (lo han hecho por él). Por tanto, el mensaje “tómate esta
pastilla” (que he seleccionado por ti) puede conducir coherentemente a una
actitud pasiva del paciente hacia su proceso terapéutico. Nos cargamos
cualquier militancia o activismo de la persona hacia su proceso de recuperación
y encima, le decimos que tiene la culpa de no cumplir con él. Es kafkiano.
Tenemos otro post que profundiza en
esto: http://www.institutopsicofarmacologia.com/2013/04/profundicemos-en-el-concepto-de.html
Por
lo tanto, y volviendo a la esquizofrenia, supongamos que a mí me la
diagnostican mañana y me mandan una medicación para tomármela de forma crónica,
¿Qué pasa si a pesar de tomarme la medicación sigo escuchando voces? ¿Qué pasa
si a pesar de tomarme la medicación, sigo teniendo ingresos en el hospital cada
año y con la misma frecuencia que antes de tomarla? ¿Qué pasa si además de esto
me ha hecho engordar 25 kilos y me han diagnosticado una diabetes por culpa de
la medicación? Bueno, pues igual mi “experiencia
medicamentosa” no esté siendo lo suficientemente buena como para seguir
adquiriendo el hábito de tenerla. Pero en lugar de entender e integrar
esto, cuando se lo cuento a mi psiquiatra, me puede decir encima “Oiga usted,
es que no es consciente de lo que hace”. Bueno, pues no, lleva usted razón, si,
si si, lleva razón, vale, hasta luego, muchas gracias! Y en cuanto salgo por la
consulta me voy a buscar vida inteligente.
Hay
un estudio muy interesante que pone de manifiesto la distancia abismal que
existe entre las conclusiones que sacan los psiquiatras sobre los motivos que
llevan a la falta de adherencia, y las que relatan los pacientes, porque a todo
esto, no olvidemos que podemos preguntar a esta gente que por qué no se toma la
medicación, y escucharlos, pero bueno, vayamos a los datos científicos que es
lo que a algunos les entra. En este estudio (4), se les preguntaba a psiquiatras, cuidadores
y pacientes por qué no se tomaban la medicación, se hizo un brainstorming y
luego, por métodos cualitativos se clasificaban las respuestas. Los psiquiatras
señalaron como primera causa de falta de adherencia la “falta de consciencia de
enfermedad”. Los cuidadores y los pacientes señalaron como primera causa la
“falta de eficacia”. Por lo tanto, invito al autor de este post, que deje de
entusiasmarse con el concepto neurológico de anosognosia y empiece a
familiarizarse con el sentido común y reflexione acerca de la relación
existente entre una experiencia (tomar medicamentos lo es), y un hábito
conductual adquirido de forma crónica.
Otra
de las sentencias que me han impactado es: “Este
incumplimiento terapéutico conlleva un mayor número de recaídas y mayor
resistencia al tratamiento. Lo cual se ha correlacionados con el hallazgo de
pérdida del tejido cerebral con los episodios (diapositiva)”. Y le ruego
que por favor nos facilite la referencia bibliográfica que me gustaría leerme con detenimiento este artículo.
Por
último, el tema de que los antipsicóticos de segunda generación son
neuroprotectores me sorprende leerlo porque tenía entendido que ya toda la
comunidad médica se había enterado de que esto fue una falacia con propósitos
comerciales, porque hace ya más de 10 años que se ha evidenciado que, en todo
caso, los antipsicóticos podrían ser neurotóxicos, y que esta neurotoxicidad no depende de la generación del
antipsicótico sino de la dosis a
las que se emplean (a dosis elevadas mayor neurotoxicidad) y duración de tratamiento. Es lo que se
evidenció en un estudio observacional (Ho BC,
Andreassen NC, Ziebell S, Pierson R, Magnotta V. Tratamiento
antipsicótico a largo plazo y volumen cerebral, un estudio longitudinal de
primeros episodios de esquizofrenia. Arch Gen Psychiatry, 2011; 68:128-37) que tradujimos y comentados debidamente en
nuestro blog aquí.
Este
estudio concluye lo contrario de lo que se enuncia en este post ya que
evidencia una posible repercusión del tratamiento con antipsicóticos a largo
plazo (independientemente de la generación del antipsicótico) sobre la atrofia
de ciertas regiones cerebrales (cortex frontal, temporal y cerebelo) cuya
disfunción guarda relación con la
sintomatología negativa y cognitiva.
Por último lo de que los nuevos
antipsicóticos desarrollan la conectividad cerebral, también me gustaría que me pasase la bibliografía al respecto.
Muchas
gracias.
1. Osterberg L, Blaschke T. Adherence to
Medication. N. Engl. J. Med. 2005;353:487-97.
2. Phatak H, Thomas J.
Relationships Between Beliefs about Medications and Nonadherence to Prescribed
Chronic Medications. Ann. Pharmacother. 2006;40(10):1737-42.
3. Nunes V, Neilson J,
O’Flynn N, Calvert N, Kuntze S, Smithson H, et al. Medicines adherence:
involving patients in decisions about prescribed medicines and supporting
adherence [Internet]. 2009. Recuperado a partir de:
http://eprints.hud.ac.uk/14569
4. Kikkert M, Schene A,
Koeter M, Robson D. Medication Adherence in Schizophrenia: Exploring Patients’,
Carers’ and Professionals’ Views. Schizophr.
Bull. 2006;